En los videojuegos, esta es la capacidad del jugador (o su personaje) para interactuar entre sí y con el mundo del juego. La interactividad es una característica constitutiva del juego como tal: privar al jugador de la capacidad de realizar cambios en el estado del juego hace que deje de ser un juego y se convierta en una forma de espectáculo. En las formas más comunes, la interactividad se traduce, entre otros. ante las reacciones de héroes independientes, la posibilidad de dar forma al entorno (creación y destrucción), un sentido de agencia de eventos (por ejemplo, consecuencias del comportamiento). La interacción también es un requisito previo para la inmersión, es decir, una sensación de “inmersión” en un entorno virtual.
Por definición, los juegos de cRPG (así como los derivados, como los juegos de rol de acción) se caracterizan por una alta interactividad, en la que los jugadores pueden crear y destruir objetos, hablar con personajes independientes, intercambiar, celebrar matrimonios virtuales, unirse a varios gremios, etc.